domingo, 28 de abril de 2013

Capítulo 4:


Capítulo 4:

Mi corazón se aceleró al ver como la ventanilla polarizada  comenzaba a bajar lentamente. Una idea vino a mi mente, enseguida de un pensamiento de desagrado y dolor. Quería olvidarlo… y hacerle sentir lo mismo que él y la pelirroja habían causado en mi, ese era mi plan… y esta era mi oportunidad.

-  ¿GD?...-  se oyó decir desde el otro extremo de la calle, donde aquel auto azul eléctrico se encontraba estacionado con la ventana abierta, proporcionándole al propietario una perfecta vista.

Al estar ahí, sintiendo la presión y el dolor al traerle su mente el recuerdo de aquella imagen donde el pelinegro “besaba” a Bom se decidió a hacerlo.
La rubia, quien estaba a unos pasos delante de él, se detuvo al no oír los pasos de su acompañante. Se giró y camino hasta donde  GD se encontraba inmóvil y con una expresión completamente distinta a la que usualmente poseía, ya que su sonrisa era característica de aquel pelirrojo, pero esta vez, en sus facetas no había esa alegría ni picardía, en lugar de eso era como si su cara estuviese en blanco sin una emoción definida.

CL, lo miró y al estar a centímetros de su rostro, GD acortó la distancia con aquello que su mente deseaba que hiciera por venganza a lo que había sufrido.
Sí, la había besado.

Mi corazón estaba destrozado y lo único que quería en ese momento era ver que el sufriera lo mismo que yo. Y así sería. En ese instante estaba yo junto con la rubia, tomándola de la cintura y posando mis labios sobre los suyos de una manera brusca y sin sentimiento, tenía los ojos fuertemente cerrados imaginándome cualquier cosa, menos lo que hacía.

Quise hacerlo lo más real que pudiera, así que alargué el tiempo junto a ella, pero… al oír el crujir del motor de aquel auto deportivo me separé de golpe. Volteé para donde hace poco estaba él y lo único que encontré fue un rastro de humo que seguramente provenía del escape del automóvil que el rapero conducía. Busqué con la mirada, de un lado a otro y no lo ayeé, sólo quedaba la estela de humo.

Arremetí contra el pavimento soltando un zapatazo y con suma fuerza cerré los puños encajando mis uñas sobre mi palma, casi llegando a incrustarlas y sangrarme, me detuve, abrí mis manos y mordí mi labio inferior al tiempo que ladeaba mi rostro  y cerraba los ojos impidiéndome llorar.

-Estúpido…- susurré con la voz entrecortada.

-Mi Dragoncitoo!- Gritó emocionada la líder de 2ne1 casi al mismo tiempo en que corría a abrazarme.
                                                                                -O-

-¡Te digo que  no¡- hablaba Daesun desde el interior  de su habitación.

-Sólo una vez más- rogaba su acompañante mientras se posicionaba al ver que él asentía cansado.

Dae tenía una cara de fastidio y cansancio pero frente a Ri le era imposible negarse. Poso sus manos con fuerza sobre un costado de la mesa que estaba a un lado suyo, cerró los ojos al tiempo que pasaba saliva  y esperaba que Seun se posicionara.

-Aaa! Un poco más…- decía el pelinegro mientras parecía empujarse sobre algo.

-….ufff- se quejaba Dae –Yaaa! No aguanto más.

-ummm…. Un… poco más-

-Aquí…ya.. no puedo..-

-Listoo!- gritó el pandita separándose de la mesa.

Dae cayó rendido sobre el suelo. ¡Por fin! Después de casi una hora y media moviendo de lugar algunos muebles para la nueva decoración de su habitación  habían terminado de mover la última mesa, ya que después de haber llegado del cine a Seun se le ocurrió la gran idea de remodelar el cuarto de Dae.

Al ver que Ri sonreía orgulloso de su gran trabajo decorando aquel lugar Daesun quedó hipnotizado por su sonrisa y se quedó mirándolo con felicidad que causo sacar una sonrisa sobre sus labios, pues él mismo había pensado que si su pandita era feliz él también lo sería a pesar de la circunstancia en la que se encontrará.

                                                                               -O-

T.O.P corría entre las calles sobre su deportivo, haciendo gruñir el motor de la fuerza y velocidad que llevaba, incluso estuvo a punto de atropellar a más de una persona, ya que en ese momento las calles estaban infestadas de personas  y, por supuesto las calles de Seúl no eran el mejor lugar para ir a esa velocidad y menos con el genio que se cargaba.

El pelinegro estaba tan encabronado por lo que acababa de ver y es que era de esperarse.

Después de estar con Bom en aquel parque donde solía ir junto con el pelirrojo, se había decidido a dejar de esconder aquel sentimiento que hace poco lo había asaltado aquella noche de verano mientras descansaba en un hotel en Japón. Cuando al quedarse en la misma habitación y al solo contar con una cama durmieron juntos por primera vez.

Sí, era verdad que en casa dormían en la misma habitación pero en diferentes camas, pero desde entonces nunca el pelinegro lo había mirado de esa forma.
Ladeó el rostro con fuerza alejando aquellos pensamientos sobre su compañero y mejor amigo. Se sentía decepcionado y, aunque lo negara también se sentía…¿triste?¿engañado? o ¿remplazado?

-¡Carajo!- dijo con enojó mientras daba un manotazo al volante.

Siguió conduciendo a la misma velocidad, e incluso llegó a pisar aun más el acelerador subiendo la rapidez en la que conducía.

-Estúpido- emuló entre dientes al sentir como sus ojos se cristalizaban.

Se removió en su asiento y al sentir como su ojos se llenaban cada vez más de lágrimas cerró bruscamente los ojos para no dejar escapar ninguna.

Por supuesto, el orgulloso e insensible T.O.P no iba a llorar, pero los demás sí, ya que… ese, sí, ese había sido su peor error.

¡PAAZZZZZ!

-¿T.O.P? ¡¡Responde!!-

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